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Mostrando entradas de marzo, 2019

Del fluir y el sentido de la vida

“Lo bueno  llega solo, simplemente hay que estar atento .  Creo que e n la vida hay que dejar que las cosas fluyan”, escuché decir el otro día y, sin más, esa noche me fui pensando en esa palabrita: fluir.    Cuando pienso en fluir inevitablemente imagino un río  más   bien estrecho  y rápido. Se origina en el deshielo que lo ve nacer y corre decidido entre subidas y bajadas, entre piedras apenas perceptibles y rocas que casi lo coartan, pero sigue, avanza, no se detiene hasta llegar a su destino amplio para fundirse en un descanso de aguas mayores, donde ya no precisa avanzar decidido, simplemente puede dejarse balancear  en paz   por  el viento que sopla sobre el mar.   Creo que, entre frases hechas, fiaca y positivismo  edulcorado , a veces caemos en confundir el sentido de las cosas. Personalmente,  y como expresé en tantas otras ocasiones,  soy una convencida de que en la vida hay que moverse, hay que tomar las riendas y accionar para que, entonces sí, las cosas