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Mostrando entradas de octubre, 2018

El que huye, tropieza – parte 1

Cierta vez, a los trece años, me  esguincé  el tobillo tan severamente que me tuvieron que colocar un yeso. Sucedió mientras estaba de viaje de estudios du rante un juego tan divertido, como bélico y cruel: el juego de las banderas.    El mismo, trataba de dos bandos – azul y rojo – que debían esconder sus tres  banderas  en algún rincón oculto del vasto bosque del predio que nos alojaba. Debíamos  hallar  las insignias del equipo contrario y en el proceso “eliminar”  a la  mayor cantidad de contrincantes posibles, a fin de reducir sus  posibilidades  de  alcanzar  el objetivo.     Cada  uno de  nosotros  poseía tres vidas y , para identificarse,  llevaba una cinta de lana del color de su equipo atada al brazo. Así, “los enemigos” se abalanzan, crueles, para arrancar las cintas y  entregarlas al  coordinador, también encargado de devolver hasta tres veces la vida de quienes la habían perdido.   Recuerdo que me dediqué a correr, huir, esconderme y escapar, u

Sobre el malgasto del tiempo, el valor a la vida y los extraños caminos del bienestar

“Un hombre que se permite malgastar una hora de su tiempo no ha descubierto el valor de la vida” - Charles Darwin.   Recuerdo el momento en el que leí esta frase, porque resultó ser una sentencia que me impactó, me sacudió emociones, me abrió las puertas hacia un viaje introspectivo y, en ese acto, inevitablemente me movilizó.   Aquellos días me encontraban frecuentemente recostada sobre la cama, con una taza de té o café al lado mío y mirando videos en  Youtube . Pasaba largos momentos  observando a maquilladoras profesionales internacionales volcar su magia en diversos rostros entregados a la suavidad de los pinceles y a esos trazos increíblemente transformadores.     Y en  realidad ,  en algunos   tiempos de  ocio , hoy  lo sigo  haciendo.  Los contemplo porque  me relajan. Es un instante en el cual me olvido del pasado y del futuro y mi mente, en ese puro presente, queda en un blanco total.   Quizás por ello, a la frase de Darwin la ingerí como una decla