Hace poco me crucé con un texto escrito por un filósofo neoyorquino llamado Paul Hudson. En sus palabras encontré algunas reflexiones acerca de la diferencia entre enamorarse y amar, que me resultaron bastante acertadas. Dice:
“Amar a alguien no se trata tanto de las emociones, se trata más de los pensamientos: pensar en alguien, desearle lo mejor, hacer lo posible para que él o ella sea feliz y cuidar a esa persona tanto como a ti mismo, eso es el amor. Las emociones que vienen con ello, son sólo beneficios.
Una vez que haya pasado la etapa de enamoramiento, amarás realmente. Tienes que aprender a dejar de lado ese estado de emoción al límite, para lidiar con emociones más estables, que algunas veces sufren fluctuaciones. Estas últimas, ya no tienen tanto que ver con las del enamoramiento.
Cuando estás enamorado, apuntas a un objetivo y cuando lo alcanzas, ese objetivo deja de existir. Esto suele asustar a la gente, ya que comienza a sentir la necesidad de seguir avanzando hacia otros horizontes. Amar a alguien no sólo es comprender que lo que tienes es todo lo que necesitas, sino que tienes ganas de fortalecer ese vínculo de manera indefinida”.
Al leer estas palabras algunos de sus pensamientos me resultaron algo obvios. Sin embargo, ¿acaso lo son? ¿Los comprendemos realmente? Sospecho que existe algo en nuestra naturaleza humana que nos frena a la hora de asimilar lo que verdaderamente significa el amor.
Somos eternos cazadores de mariposas para nuestro estómago; adolescentes encubiertos tras la búsqueda de estados de enamoramiento constantes; seres convencidos de que en el amor todo es sentir y poco es pensar...
Por supuesto que considero que en primera instancia debemos sentir. Son las sensaciones las que producen esa química especial, la atracción hacia una persona que percibimos que fluye correcta con nosotros y en donde nada pareciera ser forzado. Creo que, si en un comienzo nos guiáramos sólo con la cabeza, podríamos caer en una relación exigida e influenciada por factores externos, que muchas veces se asocian con lo social y el miedo a la soledad. Lo cierto es que conozco varios casos de parejas que jamás se enamoraron, sino que construyeron un estar juntos para, por ejemplo, escaparle a un estadio previo de agobiante aislamiento. Esos, para mí, son los casos de gente que elige caminar de a dos, no que sienten hacerlo.
A medida que fueron pasando los años y las experiencias comprendí que enamorarse es un milagro. Sentir que uno está tocando el cielo con las manos cuando está cerca del ser adorado y que exista la exacta coincidencia de sentimientos en el otro, eso, a veces ni siquiera se da en una vida entera. Pero, si ese milagro llegara a concretarse, me da la sensación de que lo que sigue es más complejo aún: el desafío de amarse.
"Lo que sucede con muchas personas es que cuando creen que algo es para siempre lo dan por sentado y comienzan a desatenderlo", me dijo Diego el otro día.
A la mañana siguiente, abrí los ojos al amanecer. Observé a mi amor ahí, durmiendo tan en paz a mi lado, y tuve ganas despertarlo para preguntarle: Si un sabio adivino viniera y te dijera que pase lo que pase vamos a estar juntos para siempre, ¿crees que me descuidarías? Total ya sabrías que no vas a perderme.
Sí, lo sé, pensamientos locos de la madrugada... No lo hice, no lo desperté, aunque sí se lo comenté más tarde. "Por supuesto que no te descuidaría", me contestó con ternura. Y entonces rememoré algunas de las cosas que había estado pensando a las horas del alba:
¿Qué es acaso lo que creemos que significa para siempre si somos seres finitos? Siento que una de las primeras fallas que tenemos como humanos es creer que duraremos hasta la eternidad. Un amigo del colegio, que me contó que su mujer le había pedido el divorcio, me confesó: "La di por sentado, creí que lo nuestro sería para siempre y que era imposible perderla. Entonces, sin notarlo, me desinteresé de ella, dejé de mirarla y escuchar lo que le pasaba." Al recordar esta historia me dije: nosotros somos finitos en muchos aspectos. Por un lado, nuestro ser tal como es podría morir para renacer en un nuevo yo, que desea dejar viejos hábitos atrás; y, por otro, realmente podríamos morir mañana.
Entonces, si un viejo sabio adivino nos asegurara que la persona que amamos estará con nosotros para siempre, por supuesto que no debemos dormirnos en los laureles y descuidarla, porque lo que el sabio omitió contarnos es que ese para siempre puede durar exactamente hasta mañana. Me pregunto, ¿trataríamos de manera distinta a la persona que amamos si supiéramos que en pocas horas morirá? Creo que para cuidar el amor no hay que dar por sentado nuestras muertes y renaceres internos, ni nuestro tiempo real en esta tierra.
Tal vez sea hora de amar sin pensar en un para siempre y tratar de proteger, regar, fortalecer y enriquecer el amor como si sólo existiera un hoy.
Considero que uno de los mayores desafíos de amar consiste en comprender la importancia que tiene el pensar, más allá del sentir, sin creer que esta será una instancia menos rica, menos intensa e interesante. Tal vez, sea todo lo contrario, porque pensar en y con el otro, significa proyectar, conversar, negociar, conciliar y aprender día a día a empatizar. Será la instancia en la cual nos encontraremos realmente interesados por la pareja en su totalidad y sin idealizaciones, involucrados en sus sueños, sus proyectos, sus miedos y sus desafíos personales. En el intercambio de eternas conversaciones, surgirá la admiración, el orgullo, la confianza y el deseo de acompañar el crecimiento del ser amado; todos factores fundamentales para trascender el milagro del enamoramiento y comenzar a transitar el camino del amor.
Tal vez, no querer soltar el estado de constante enamoramiento responda al miedo de abandonar la sensación de adrenalina, conquista y mariposas, para pasar a mostrarnos tal cual somos. Porque amar, no sólo significa estar dispuesto a observar y escuchar al otro en lo más profundo, sino que conlleva también el hecho de estar abiertos a exponernos. Y eso, da miedo; eso, puede derivar en el impulso de querer cambiar nuestras intenciones apenas traspasamos la puerta del puro sentir y tan sólo desear quedarnos en instancias de constantes enamoramientos para no pensar ni pensarnos.
Dicen que para amar de verdad, primero debemos amarnos a nosotros mismos; y, sin dudas, para amarnos tenemos que observarnos y enfrentarnos a nuestras propias grandezas y miserias; perdonarnos en lo necesario y reconocernos hasta comprender nuestro verdadero valor.
Creo que el desafío de amarse yace en compartir nuestro valor con el ser amado mostrando la verdadera versión de nosotros mismos. Si lo logramos, ese será un lugar sublime que sospecho que difícilmente nadie quiera descuidar. De sólo pensarlo, siento mariposas.
Ustedes, ¿cuáles creen que son las diferencias entre enamorarse y amar?
Me despido con una canción de amor que me fascina desde chica de Cindy Lauper, interpretada bellísimamente junto a mi cantante femenina favorita. "Si te caes, yo te sostendré, ahí estaré esperando una y otra vez".
Beso,
Cari
Hola, Cari. Yo creo que el enamoramiento es como un estado de ilusión, en el que nos sentimos atraídos y sólo vemos las características positivas de la persona que queremos. En cambio, cuando la relación empieza a madurar, surge el amor (o no) y es un estado más profundo, de verdadero conocimiento del otro y de uno mismo, porque también nos vamos descubriendo. Es difícil porque empezamos a ver lo que tal vez no nos gusta tanto del otro, los defectos que todos tenemos, y creo que el amor logra que aceptemos las diferencias para construir una relación que sea duradera en el tiempo. Estoy de acuerdo en que hay que regar ese amor todos los días, y que ese riego sea mutuo. Y el amor creo que es una construcción que va cambiando en el tiempo, se va modificando y afianzando a medida que la relación madura. Me gustó mucho la canción, me trae buenos recuerdos. Besos, Cari.
ResponderEliminarHola Jime! Cómo me gusta verte por acá... ahora me dejan mensajes por el FB y que sea en este espacio tiene su magia :) Siempre me intriga y enriquece tu opinión. Me gusta lo del estado de ilusión... Me da a pensar mucho esa simple frase, porque como bien decís, nos lleva a ver sólo lo positivo al principio. Y, la verdad, no sé si eso es algo tan malo... es casi como un mecanismo de defensa para que la relación no se esfume desde el comienzo y siente las bases en primera instancia desde lo bello y uno no salga corriendo. Claro que después viene lo complejo y coincido que es difícil. Encima, tal como decís, la relación va modificándose y el desafío resurge una y otra vez. La canción es lo más..... a mi también me los trae. Beso grande!!
EliminarQué lindo leerte Cari! Éxitos con el blog y todos los emprendimiento, felíz 2018!
ResponderEliminarPola
Gracias infinitas de todo corazón!! Lo mismo para vos, linda. Beso grande!!
Eliminarfelicitaciones por esta nueva experiencia en este nuevo año
ResponderEliminartengo 28 años y pase por mucho en los años que tengo de vida pero hay algo que aprendí y que siempre dije sino te amas a vos primero sin prejuicios etc no pretendas que el otro venga hacerlo con todo lo que implica el amor
tuve la suerte de amar y ser amada una vez en mi vida
me lastimaron y seguramente lastime también y hoy se que estoy más preparada, para amar nuevamente sin pedir que sea para siempre
ese es el error más grande del hombre esperar que sea para siempre
dondé está escrito cuanto dura el para siempre?
me encantó lo que escribiste
exito en esta nueva etapa
Qué linda tu reflexión, gracias por compartirla. Coincido totalmente! Que de te cumplan todos tus deseos :) beso grande!
EliminarHermosa reflexion! Cuanta riqueza, admiro la capacidad de expresarlo tan claramente con palabras.
ResponderEliminarHola Maine! Gracias a vos por acompañar y por tan lindas palabras. Un abrazo y espero volver a verte por acá :)
Eliminarbuenos consejos tambien he seguido videos en youtube de Como dejar de amar a alguien pero es bien dificil estoy luchando mucho con eso
ResponderEliminarLo es, sin dudas! Todo lo mejor para vos!! Saludos!
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