“Hay que dejar ir a las personas que ya cumplieron un ciclo en nuestras vidas”, me dijo una conocida hace poco . “Llegaron para enseñarnos algo y , en muchos casos, cuando el propósito ya fue cumplido no permanecen, siguen viaje”. Mientras la oía miré a mi alrededor. Me encontraba en un espacio cálido y que mis ojos veían por primera vez . A llí todo olía naturaleza cítrica y por el ventanal entraba una luz suave pero mágica. Una especie de halo que nos permitía respirar paz. Observé el té , que me esperaba servido y humeante , y sonreí. Adoro el té y más si me aguarda en tazas tan delicadas, de estampado clásico, como aquellas que reposaban en una pequeñísima mesa ratona. “Sí, puede ser”, le dije mientras mis labios se deleitaban con el tacto de la infusión. Después de aquel encuentro regresé a trabajar con una sensación liviana, casi dulce. Y muy pensativa. ...
En el día a día, a veces es un desafío mantenerse fiel a uno mismo, a la propia esencia e identidad. Lo urgente opaca lo importante y, sin darnos cuenta, corremos el riesgo de aplazar nuestros proyectos, dudar acerca de quiénes somos y cuáles son nuestros verdaderos objetivos de vida. En este espacio propongo que tomemos las riendas, reafirmemos nuestra identidad y nos animemos a abrazar la vida para avanzar hacia nuestros sueños con paso pequeño o grande, pero decidido y lleno de amor propio.