Ando sensible. Vulnerable. Permeable. Observo las flores en tonos púrpura y me conmuevo, jamás había visto un color similar en otro lugar que no fuera en la naturaleza. Entonces dirijo mi mirada hacia los árboles de mi barrio, que son muchos y de diversos tipos, todos pintados de una variedad de verdes incontables y siento a mi corazón estremecerse. Diego me trae una hoja caída del limonero de nuestro patio y me invita a sentir su aroma, tiene un perfume cítrico profundo, delicioso, embriagador. Me emociono. Leo algunas páginas de mi última lectura y lloro. Luego me adentro en las historias de vida que narro para mi trabajo, todas signadas por espíritus rotos y vueltos a renacer, fuertes, resilientes, y mis lágrimas vuelven a brotar incontrolables. Regreso a casa en tren y un hombre indigente que huele a alcohol barato les pregunta a los niños que están a mi lado si están disfrutando de sus vacaciones, “aprovechen que se acaban”,...
En el día a día, a veces es un desafío mantenerse fiel a uno mismo, a la propia esencia e identidad. Lo urgente opaca lo importante y, sin darnos cuenta, corremos el riesgo de aplazar nuestros proyectos, dudar acerca de quiénes somos y cuáles son nuestros verdaderos objetivos de vida. En este espacio propongo que tomemos las riendas, reafirmemos nuestra identidad y nos animemos a abrazar la vida para avanzar hacia nuestros sueños con paso pequeño o grande, pero decidido y lleno de amor propio.