"Es que no quiere salir de su zona de confort" , le contaba una señora a su amiga el otro día en el tren. En su rostro se dibujaba una leve sonrisa y su tono llegaba seguro , mientras gesticulaba con sus brazos con el énfasis de quien posee la fortuna de haber accedido a todas las grandes verdades de la vida . Luego, la oí en la fila del supermercado: "Y sí, siempre lo mismo para la cena, no vaya a ser que salga de su zona de confort", comentó una mujer por celular, con fastidio, casi aburrimiento. Y finalmente, me la dijeron en una reunión: "Me costó animarme a cambiar, me atacaron los miedos y el hecho de cómo todo el a sunto repercutiría en mi entorno; e staba , en lo que suele llamarse , zona de confort". Por tercera vez en cuatro días, ahí , una vez más , la frase muletilla tan de...
En el día a día, a veces es un desafío mantenerse fiel a uno mismo, a la propia esencia e identidad. Lo urgente opaca lo importante y, sin darnos cuenta, corremos el riesgo de aplazar nuestros proyectos, dudar acerca de quiénes somos y cuáles son nuestros verdaderos objetivos de vida. En este espacio propongo que tomemos las riendas, reafirmemos nuestra identidad y nos animemos a abrazar la vida para avanzar hacia nuestros sueños con paso pequeño o grande, pero decidido y lleno de amor propio.