Hace unos cuantos días ya que me siento muy vulnerable, como si avanzara a ciegas en un espacio sin paredes, sin techo, ni suelo firme; como si estuviera en caída libre constante y con la sensación de que la velocidad se acelera, incontrolable. B usco los frenos en mi propio cuerpo para aterrizar con suavidad en un lugar nuevo; q uiero desacelerar, llegar y, sin embargo, le temo un poco a esa tierra prometedora que me espera. No sé por qué me atemoriza, es raro en mí. Tal vez sea la edad, que nos vuelve más sensibles a los cambios, menos preparados a recibir golpes de adrenalina extremos. Cuando estoy tan sensible sueño con agua, inevitablemente. Abundante, caudalosa, desafiante, abrumadora agua, que todo lo invade ante mis ojos. Esto mismo me sucedió c uatro noches atrás. A penas entré en la dimensión del descanso, esta llegó con la fuerza liberada de una...
En el día a día, a veces es un desafío mantenerse fiel a uno mismo, a la propia esencia e identidad. Lo urgente opaca lo importante y, sin darnos cuenta, corremos el riesgo de aplazar nuestros proyectos, dudar acerca de quiénes somos y cuáles son nuestros verdaderos objetivos de vida. En este espacio propongo que tomemos las riendas, reafirmemos nuestra identidad y nos animemos a abrazar la vida para avanzar hacia nuestros sueños con paso pequeño o grande, pero decidido y lleno de amor propio.